La Regulación Financiera y Estados Unidos

PROF. ENSINCK

martes 25 de julio de 2017 - 19:27

La crisis financiera conocida como “del 2008” se inició en Estados Unidos a través de los incumplimientos de los créditos hipotecarios denominados “sub prime”. Se trataba de créditos otorgados para el sector inmobiliario sin mayores análisis de la capacidad de repago por parte del solicitante dado que se consideraba suficiente el valor de la propiedad como garantía. Este proceso generó al principio una elevación de los valores de los inmuebles lo que alentó operaciones especulativas consistentes en adquirir inmuebles a través de estos créditos para inmediatamente venderlos aprovechando el mayor precio, devolver el crédito y quedarse con la diferencia. Este proceso se interrumpe cuando se advierte el inusitado valor de las propiedades, lo que produce fuertes caídas en sus precios, a valores inferiores a los créditos concedidos para su adquisición y un impago generalizado. La crisis bancaria iniciada de esta manera en Estados Unidos pronto se expande a otros sectores de su economía y a otras regiones, especialmente Europa. La crisis, ya viralizada, obligó a su tratamiento a nivel global. El tratamiento del tema se encargó al G-20, grupo de países conformados en 1999 que reúne a los de mayor desarrollo económico más los 11 países con economías emergentes más importantes - entre los que se encuentra Argentina -  y un representante de la Unión Europea.

La primera reunión cumbre del grupo para tratar el tema es de carácter extraordinario y se realiza en Washington a pedido de los Estados Unidos. Se plantea entonces,como decisión más trascendente, rediseñar el sistema financiero mundial. A esta primera reunión le suceden, en abril del año 2009 la cumbre de Londres, en la que Estados Unidos reconoce su responsabilidad en el orígen de la crisis y se reafirma la decisión de rediseñar el sistema financiero mundial y la de Pittsburg en septiembre de dicho año en la que se plantea la necesidad de incrementar las reservas de capital de los bancos, entre otras medidas.

Como respuesta a estas inquietudes, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea acordó la implementación de un conjunto de medidas de implementación gradual que comenzó en el año 2013 y finalizará en el 2019.  El conjunto de las mismas es conocido como el  “Basilea III”. Se trata, en lo fundamental, de una importante reforma de la regulación bancaria tendiente a fortalecer la solvencia de las entidades con el objetivo de mejorar sus situaciones ante eventuales crisis futuras.

Con el cambio de gobierno en Estados Unidos, no solo de presidente sino también de partido, la situación ha experimentado un cambio radical. Miembros del partido republicano han criticado fuertemente la participación de la Reserva Federal (banco central de este país) en la figura de su presidenta Janet Jellen por su participación en las deliberaciones internacionales sobre regulación bancaria. El vice presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, Patrick McHenry sostiene que es inaceptable que la Reserva Federal esté negociando con “..burócratas globales en suelo extranjero..”

No deja de ser interesante observar que las reformulaciones financieras propuestas intentan evitar condiciones para la reproducción de la crisis y que las mismas pueden ser rechazadas por el gobierno de aquel país que la generó.