MERCOSUR y la torre de marfil: luces y sombras a futuro

Prof. Lautaro M. Ramírez

miércoles 13 de octubre de 2021 - 10:32

Llegamos al año 2020, encerrados y agotados por una pandemia global que no hizo más que acelerar procesos y echar luz a diferentes problemas que se encontraban bajo la alfombra. El MERCOSUR no fue ajeno a esto, y sumado a la falta de voluntad política, pareciera acercarse a un quiebre que difícilmente pueda revertirse de concretarse la celebración del acuerdo comercial entre Uruguay y China, dejando fuera a sus socios del bloque regional.

 

Sin embargo, esta situación que parece sorprender a todos con las declaraciones realizadas por el Gobierno de Uruguay en torno al inicio de negociaciones de manera unilateral por fuera del MERCOSUR, el pasado mes de julio, no hace más que acelerar la postura que dicho país ha tenido desde hace tiempo.

 

Ya Tabaré Vázquez en el año 2006 buscaba la celebración de un acuerdo bilateral con los Estados Unidos, pero no pudo realizarse por las presiones del bloque. Con China sucede algo parecido, nada más que Uruguay está decidido a avanzar. Pero, el sector industrial brasileño difícilmente permita que se avance con un acuerdo que inunde de mercaderías a Brasil, y Paraguay difícilmente lo pueda hacer toda vez que reconoce a Taiwán.

 

La postura de Argentina es un misterio.

 

Esta situación de frenos y contrapesos, que datan de varios años, en torno a las negociaciones económicas internacionales, encontró una pausa con la Decisión N° 32/00 por la cual se promueve: “Reafirmar el compromiso de los Estados Partes del MERCOSUR de negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias.”

 

 

Dicha decisión tuvo un por qué: el motivo fue la necesidad de avanzar con las negociaciones con la Unión Europea que, para negociar, requería como condición hacerlo con el bloque y no de manera individual. Lo cual es lógico toda vez que se avanzaba en la consolidación de la unión aduanera, a la que tampoco pudo arribarse, pese al relanzamiento realizado en diversas ocasiones.

 

Este modelo de MERCOSUR cuenta con los anticuerpos necesarios para salir adelante, sobre todo ante la posibilidad de negociar acuerdos con terceros por fuera del bloque. Desde el punto de vista legal, se está yendo en contra de Protocolo de Ouro Preto que exige la regla del consenso; pero por otro lado y de avanzarse con un acuerdo de manera bilateral por alguno de los Estados del MERCOSUR, debería resolverse previamente como operaría la aplicación del Arancel Externo Común para los productos de dicho tercer mercado, y la circulación de estos dentro del bloque; en segundo lugar, persisten temas sin resolverse intra-bloque que deben aun encontrar una respuesta.

 

Actualmente se observa, como sucede en las torres de marfil, una desconexión entre el MERCOSUR con las necesidades de sus integrantes, lo que implica que busquen en otros lugares aquello que el bloque actualmente no puede darle.

 

Esta nube que se encuentra cruzando por el MERCOSUR no debería hacernos perder el foco de la importancia que tiene este bloque para la región, para la identidad sudamericana y para nuestros países. La creación dio por tierra con la rivalidad entre la Argentina y Brasil, y logro unir los esfuerzos de Uruguay y Paraguay.

 

Hizo que la región estuviera más fuerte que nunca, promovió lazos comerciales y políticos con diferentes países y bloques extra regionales a lo largo de su historia. Son más los aciertos que los desaciertos, por eso es que debemos celebrar los 30 años de un MERCOSUR, que, aunque tenga sus falencias, nos ha permitido crecer y promover el desarrollo económico, así como también nos ha abierto las puertas al mundo.

 

Retroceder sería un error, en una época en que necesitamos generar divisas internacionales genuinas para hacer frente a los costos de la pandemia, romper con el MERCOSUR no pareciera ser el camino acertado. Por eso es que debemos velar por un MERCOSUR más fuerte, consolidado y que permita el desarrollo y crecimiento de todos los Estados Parte signatarios del Tratado de Asunción, allá por la década de los noventa

 

 

Publicado en:

Revista Realidad Nº 63 - 13 de septiembre de 2021, pp 17-18.